miércoles, 16 de marzo de 2011

Viraje hacia el pasado…

Desacelero el paso ante la nívea estatua desde donde otea el doloroso tránsito del hospital que lleva su nombre, hacia un pasado que creíamos superado… Mientras rehúyo la mirada denunciante y de reclamo que parece dirigirme, no tengo excusas ni palabras para hacerle entender lo inentendible. 

Aquel enorme hospital construido sobrancero en camas con ciencia y amor por ingenieros venezolanos y poblado de médicos propios, ha devenido en lancinante mueca. Su población médica y de estudiantes de medicina ha disminuido en forma alarmante; la savia elaborada de la medicina patria se escapa en pos de ignotos horizontes porque aquí ya no es querida.

Quienes se creen en posesión del país en medio de mañas y tropelías, cambiaron oro por cuentas de cristal. Ahora los invasores cubanos imponen una forma aberrante de enseñar medicina, más nunca científica. Jóvenes venezolanos engañados pertenecientes a una medicina llamada integral comunitaria ocupan hoy espacio en sus salas. A los pobres se les ha vendido una quimera:

La medicina comunista ya no enseña más a la cabecera del paciente con historias clínicas coherentes como establecieron Sydenham, Boerhaave y nuestros maestros; ahora, en ausencia del paciente y su dolor, un computador inanimado dice mostrarles cómo aliviar y cómo curar.

Es lastimoso que ignaros profesores cubanos no les enseñen cómo examinar y tengan que ir a mi hospital para hacer ¨prácticas¨ en ausencia de bases para ello, lanzados al océano del ejercicio médico sin saber cómo nadar…
Los médicos venezolanos envueltos en nuestro egoísmo y mezquindad, hemos ignorado advertencias y cohonestado la insolente presencia del cubano que se alza sobre nuestra historia; mansos convivimos con el enemigo ¡Un caso nunca visto en los anales del decoro!

La tékne iatriké hipocrática se fundamentaba en una sabia máxima, ¨Un sabe hacer, sabiendo por qué se hace lo que se hace¨. Cómo me duele el engaño a estos jóvenes que serán los futuros ¨médicos¨ de todos los venezolanos, incluidos usted y yo, y que desconocen los elementos básicos del arte porque fueron engañados.

rafael@muci.com