martes, 14 de septiembre de 2010

LA CORROSIÓN DEL SISTEMA DE SALUD VENEZOLANO

por Dr. Rafael Muci-Mendoza 

Me siento muy honrado porque los organizadores de este evento y mis colegas médicos me hayan designado para cerrar este acto de Unidad. La unidad es la única vía para enfrentar este formidable oponente que nos tilda de enemigos. Quiero dejar sentado que los conceptos que aquí verteré,
los hago como un ciudadano cualquiera, en mi propio nombre y no como profesor activo de la Facultad de Medicina de la UCV o de la Academia Nacional de Medicina.

La salud es a la vez un resultado y un factor determinante en el desarrollo de los países; constituye no sólo un resultado del desarrollo, sino que también es uno factores fundamentales para lograrlo. Conspiran contra su consecución la falta de equidad o justicia natural. 

El proceso de empobrecimiento y envilecimiento del colectivo venezolano es ya de larga data, pero a no dudar, se ha acrecentado en forma grosera y preocupante durante los años de gestación y puesta en marcha del gobierno comunista del señor Chávez. 
El abandono populista de las comunidades, el desempleo y su pariente más cercano, el comercio informal, han conducido a un crecimiento normal", mídasela como se la mida, de la exclusión, de la pobreza y la miseria.

Las erróneas o ausentes políticas de estado ante ingentes problemas de salud, se han potenciado con esa desnutrición que trae aparejada la pobreza, para producir más y más enfermedades y más y más sufrimiento, particularmente en los estratos más bajos de la población.

La Cumbre del Milenio

Cumbre del Milenio, del año 2000 auspiciada por las Naciones Unidas, representantes de 192 estados recordaron los compromisos adquiridos en los noventa y firmaron la Declaración del Milenio  donde se recogen ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio referentes a la erradicación de la pobreza, la educación primaria universal, la igualdad entre los géneros y empoderamiento de la mujer, la mortalidad infantil y materna, el avance del VIH/SIDA, la malaria y otras enfermedades endémicas y el sustento del medio ambiente. Con la ayuda estratégica de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) se acordó lograr estos Objetivos con sus metas específicas para el año 2015 . 

El avance hacia el logro de satisfacerlos exige la concentración de esfuerzos en otras tres áreas: mejoramiento de los sistemas de salud, fortalecimiento de las funciones esenciales de salud pública y mayor desarrollo de los recursos humanos en el sector salud. Siendo que apenas nos separan menos de cinco años de cumplir las metas, todavía en Venezuela encontramos obstáculos para acceder a una confiable información epidemiológica, estadística y socioeconómica.  

Sin embargo, el logro de estos Objetivos y sus metas, parecen tener plomo en el ala; la erradicación del hambre  y la pobreza extrema y el mantenimiento de las cifras mostradas por un estado cada vez más dependiente de la renta petrolera, las erradas políticas económicas y la crisis financiera
mundial, han conducido a la insostenibilidad de los programas sociales, transitorios placebos no sustentables pues con la aniquilación del aparato productivo nacional, se han destruido más que creado puestos de trabajo de calidad y la inflación ha volatilizado los magros salarios de los más pobres. 

Por su parte, la seguridad alimentaria está en grave riesgo por la poca disponibilidad de alimentos inocuos producidos en el país, siendo que importamos cerca del 80% de lo que consumimos, debiendo destacarse la corrupción rampante y homicida, punta de un iceberg que desnuda la maldad e indiferencia, ejemplarizada en los casos de leche contaminada con melamina y en las toneladas de alimentos vencidos o putrefactos, donde no existe tan siquiera un responsable. Todo ello representa una seria amenaza al desarrollo, la calidad de vida y la salud de la población; en suma, es el  repugnante rostro de la inequidad. 

Otro aspecto a destacar se refiere a la sostenibilidad del medio ambiente y su impacto sobre la salud de la población; tal es el caso del agua potable y servicios básicos de
saneamiento ambiental. 

Gracias a políticas públicas efectivas, Venezuela  logró en 2007, con casi 10 años de anticipación, incrementar a 92% el porcentaje de personas con acceso sostenible al agua potable, cuando la meta era llevar esta cifra a 84% para 2015

En los últimos dos años, en razón de las prolongadas sequías y el poco interés en el mantenimiento de la infraestructura, se ha afectado notablemente la continuidad y calidad del servicio; las plantas de
tratamiento parecen haber agotado su eficiencia y el agua para el consumo está
plagada de contaminantes biológicos y químicos

La asociación del Estado con el sector privado para promover el desarrollo y la creación de alianzas ha chocado con la ideología comunista, tendente a la castración de las inversiones foráneas o locales a través de la inseguridad jurídica con su correlato de persecución a la disidencia, regulaciones
asfixiantes, expropiación de la empresa y propiedad privadas e invasiones de toda laya. 

Ello ha conducido al retroceso del sector farmacéutico por la emigración de inversionistas en medicamentos o insumos para la salud a otros países de la región, siendo que la triangulación de negocios con Cuba –maraña de negociados y corrupción-nos impide conocer el país de manufactura de las drogas terapéuticas –muchas de ellas ya en desuso por sus efectos tóxicos o colaterales indeseables-, la empresa productora y su fecha de vencimiento, la confiabilidad de las vacunas y la seguridad del mantenimiento de la cadena de frío, y la importación de instrumentos médicos obsoletos o fútiles.

En el antaño, en el período entre 1989 a 1999 corriendo de la mano con la descentralización se alcanzaron logros en lo relativo a descenso de la mortalidad infantil. En el hogaño, con
la recentralización impuesta desde 2008 fuera de la constitución y sus mandatos, de acuerdo a los registros oficiales la reducción de la mortalidad infantil ha ocurrido con lentitud al compararnos con otros países de la región, incrementándose en 2010 en 8,7% hasta la semana epidemiológica Nº 24 (Boletín Epidemiológico Semanal del MPPS) y en once años la inversión en salud ha mostrado una catastrófica ineficiencia para reducirla; ha mejorado en niños mayores de un año, pero no así en lo atinente a la mortalidad infantil, neonatal y post neonatal donde, siendo muchas de sus causas prevenibles, se exhiben niveles inaceptables de mortalidad. El parto pretérmino, el escaso cuidado perinatal, las deficiencias en la lactancia materna y en el programa ampliado de vacunaciones han conspirado en el resultado final.  

Con relación a la reducción de la mortalidad materna como Objetivo, no sólo no ha mejorado, sino que comparativamente con la lograda en 1998 ha retrocedido más de 10  puntos y es ahora mayor que hace 20 años. Los demonios que se han ensañado contra la mujer incluyen, un vergonzoso
aumento del embarazo precoz, teniendo en Suramérica nuestro país el triste liderazgo con una tasa de 98 por cada mil habitantes (9,8%); por su parte, en Caracas, entre el 13 y 15% del  total de
embarazos son de adolescentes lo que significa que cada año nacen más de 20 mil niños de madres con edades inferiores a 19 años, y si se contaran los abortos tal vez la cifra se elevaría a 20%. 

La escasa promoción de la salud lleva a deficiencias en el control prenatal lo que impide el reconocimiento de embarazos de alto riesgo, lo que asociado a las graves fallas institucionales
en los cuidados perinatales conspira con la mortalidad y morbilidad materna e infantil, con graves consecuencias sobre la familia y la sociedad. Se hace por tanto mandatorio el dar respuestas eficaces y oportunas ante estos problemas. Enfrentado a un problema de inmensa complejidad estructural, la revolución sólo ha implementado respuestas políticas no planificadas, efectistas e inconsultas, ¨paridas¨ en un momento alucinatorio e iluminado del Comandante; tal es el caso de la ¨Misión Niño Jesús¨ que a espaldas de la medicina venezolana, del paciente y de sus más altos intereses, no ha influido para nada en el descenso de la mortalidad materna, y antes bien, a su aumento: Hasta
la semana epidemiológica Nº 24 de 2010, se incrementó en 7,2 %. 

 Enfermedades controladas en el pasado arremeten inclementes ante la ausencia o incapacidad de respuesta institucional del Ministerio de Salud y Desarrollo Social y sus programas de control de
enfermedades, donde la rectoría y liderazgo político, técnico y científico de la atención primaria y de la Misión Barrio Adentro primada del Presidente por sus objetivos ideológicos y políticos, más  Interesados en el proselitismo que en una respuesta sanitaria efectiva que solo se admite con delineamientos democráticos, está en manos de médicos extranjeros ajenos a nuestra
idiosincrasia, que compiten sin limitaciones de presupuesto y en paralelo, con un sistema de salud tradicional debilitado, sin camas hospitalarias, pabellones de cirugía ni médicos dispuestos a recibir bajos salarios o maltrato militar. 

Si bien es cierto que el problema es formidable, complejo y multifactorial al depender de elementos geográficos, climáticos, sociales, demográficos,económicos, culturales y biológicos, como los cambios sufridos por los agentes infecciosos y vectores, no es menos cierto que se le ha opuesto un escudo de papel inducido por el desmembramiento de los programas de control de enfermedades como el dengue -según el MPPS y su Boletín Epidemiológico Semanal hasta la semana Epidemiológica Nº 24 el incremento de casos fue de 110,5 % respecto al lapso correspondiente de 2009

En el Boletín 33, que cubrió hasta el 21 de agosto de 2010, reveló ¡79.335 casos!, lo que representa el triple de lo reportado en el mismo período de 2009. De esos casos, 10.582 se registraron en las últimas tres semanas. De ese total, 7.331 casos han sido de la forma hemorrágica. 

El sarampión hasta la semana epidemiológica Nº 33 reseñó 164 casos sospechosos, más no se informó cuantos fueron confirmados.  Para colmo, un bochornoso caso fue exportado al Canadá.  ¿Qué podíamos esperar?, si la cobertura de vacunación contra el sarampión en Venezuela se redujo; así, en 2008 solo alcanzó 56.0 %, un porcentaje inferior a Haití. Según las cifras estimadas para 2009 si bien la cobertura aumentó a 81.0 %, el porcentaje sigue estando muy por debajo de la cobertura
deseable de 95% lo que hace presumir que nuevas epidemias podrán ocurrir. 

El Boletín Epidemiológico Semanal alumbramiento magnífico del Dr. Darío Curiel en 1938, otrora orgullo y apoyo del médico venezolano, ahora negado o manipulado y sospechoso, extemporáneo, increíble y en proceso de cambio de formato, sale con demora de mes y medio lo que no soporta el argumento del fulano cambio, y antes bien, indica la reiterada violación al derecho a la información veraz y oportuna que tenemos todos los ciudadanos y especialmente los médicos, particularmente cuando nos encontramos ante la peor epidemia de dengue en los últimos 20 años. 

Por fortuna, la background Comisión de Epidemiología de la Red de Sociedades Científicas Médicas de Venezuela, una extraordinaria iniciativa no gubernamental, ha venido a llenar el enorme vacío dejado por este arrebato de un derecho constitucional, y en sus enjundiosos ¨Alerta Epidemiológica,
Situación en Venezuela, América Latina y el Mundo¨ ya en su versión  148, nos permite una información veraz y oportuna obtenida con grandes dificultades.  Mantener al médico informado es
hacer patria… Expresamos nuestro regocijo por la iniciativa a los colegas José Félix Oletta López, Ana C. Carvajal y Saúl O. Peña.

Por supuesto, la malaria y la enfermedad de Chagas con sus variantes vectorial y oral han vuelto por sus fueros con renovados bríos. Un orgullo de la salud pública venezolana como fue la titánica empresa de la erradicación de la malaria por aquel grupo abnegado y competente que liderizó el Doctor Arnoldo Gabaldón, fue aniquilado en un instante por el odio y la intolerancia. 

De ese puñado de venezolanos ilustres y la titánica obra que proyectaron desde la División de Malariología eliminada sin razón, muy poco o nada queda. 
O quizá, mucho daño ha dejado, pues el paludismo, seleccionado por la Organización Mundial de la Salud en su informe de 1999 como uno de los retos de salud más
importantes a vencer, nos ha derrotado nuevamente y se ha entronizado entre
nuestros confines, pues de acuerdo a cifras no divulgadas en la semana 35, entre el 29 de agosto al 4 de septiembre de 2010, se registraron 491 nuevos casos, casi todos autóctonos: 476, elevando la cifra acumulada en este año a 35.863 casos, lo que representa un  incremento de 68,0% al comparar con los 21.350 del período homólogo de 2009. Un caso por demás doloroso lo constituye el Estado Sucre, una vez considerado como zona en situación de mantenimiento; pues bien, ahora exhibe el dudoso honor de ser uno de los mayores proveedores de casos del país. 

Peor rostro muestran estados como Portuguesa y Mérida, donde el paludismo estaba erradicado y aparecen ahora como áreas afectadas en forma aguda y con inusitada fuerza epidémica. En pocas palabras, las poblaciones en riesgo no pueden ser protegidas porque los sistemas de vigilancia epidemiológica claudicaron y ahora muestran la impronta de la ignorancia, negligencia e incapacidad. Y entonces, ¿dónde queda el dolor de los enfermos…? 

 En su favor apenas podría decirse que se han obtenido limitados resultados en el control de algunas enfermedades emergentes, del número de pacientes con SIDA y su mortalidad otro caldo de cultivo donde toda miseria conocida reclama su parte en el indefenso cuerpo de la nación, especialmente entre los jóvenes. 

La peste blanca o tuberculosis pulmonar y aquellas, sus formas llamadas extra pulmonares, que ahora no sólo abarrotan las salas hospitalarias sino que se despliegan a sus anchas en los cinturones
de miseria que rodean nuestras más importantes capitales… La tuberculosis acompaña a la miseria como la sombra al cuerpo, triste situación ésta de la larga noche comunista, sólo comparable a la Venezuela paupérrima del gomecismo. Los médicos, universidades y los hospitales

A más de todas estas calamidades se yergue una campaña de desprecio público hacia los trabajadores de la salud, profesionales y profesores de medicina venezolanos, trasunto de envidia y retaliación social.  Ministros timoratos, militares y médicos, sí, médicos, mienten para no molestar la ira del mandón. 

Este es un desgobierno que odia la excelencia y en su entorno, el enfermo se despersonaliza, el médico abrumado por la plétora hospitalaria y la mala remuneración tiende a hacerse indiferente y apático ante el dolor humano sabiendo que sólo puede referirlo a otro hospital tan depreciado como el suyo. La revolución ha propiciado que el ejercicio médico y el médico atemorizado, se despegue de los principios éticos y del compromiso. La red de hospitales y ambulatorios funcionan en forma deficiente porque les son negados los recursos necesarios para su mantenimiento que antes bien, son derivados a manos llenas a fortalecer la medicina cubana; “la medicina medieval que sí cura”. Nuevas y abundosas generaciones de estudiantes han sido pasto de la oferta engañosa se están formando para ser médicos, sumidos en la ignorancia de la importancia de aprender a la cabecera del enfermo y apenas relacionándose en sitios cerrados con computadoras y presentaciones normal"

Es difícil comprender los torvos motivos puestos en marcha para dañarse a sí mismo, al propio cuerpo de la nación, a la propia madre patria y a los propios hermanos, pues mientras esto ocurre, la Partida
Secreta es dilapidada en forma discrecional y los gastos del presidente en cosméticos y afeites varios son ridículamente abultados, mientras que con inusitado descaro pide a sus seguidores que ¨coman piedras¨. El ingreso petrolero en diez años, cerca de novecientos mil millones de dólares, numérica
global difícil de poner en perspectiva a menos que pensáramos lo que se necesita gastar por hora durante un año para consumirlos. 

Muy poco de este  dinero por supuesto, se destina a la salud pública, a la alimentación, educación, bienestar y procura de empleo para los estratos más bajos de nuestra población. La falta de proteínas en la dieta nos deparará en un futuro no lejano, hordas de venezolanos famélicos, en ¨chores¨
y sin camisa, como los cubanos, débiles física y mentalmente. 

El nuevo paradigma revolucionario es pues, a mayores ingresos petroleros, mayor miseria.  

Entre tantas actitudes hermosas que heredamos de la medicina helénica que floreció en la Grecia clásica con ímpetu de primavera 2.500 años atrás y de su protagonista, el médico hipocrático, la
postura moral y ética ante el humano enfermo y su circunstancia ha sido una de las más celebradas. La fundamentación principal de la acción de esos antiguos médicos llamados asclepiades, se centraba en el "Primum non nocere¨ o ¨Favorecer, no perjudicar¨. 

Aquellos ascendientes nuestros anteponían a su arte, la ¨Regla del buen hacer¨: ¨Hacer lo debido y hacerlo bellamente¨ según la formulación reseñada en ¨Sobre las úlceras¨: ¨Hágase bella y rectamente lo que así haya que hacer; con rapidez lo que deba ser rápido; con limpieza lo que deba ser limpio; con el menor dolor posible, lo que deba ser hecho sin dolor¨, a lo que yo agregaría dos muy conocidos preceptos bíblicos,  ¨No hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti¨ y ¨ama a tu prójimo como a ti mismo¨, frases que encierran el hacer y quehacer del médico.

 Por ello, como médicos debemos propender al perfeccionamiento de los valores  morales y éticos intrínsecos de nuestra profesión, uniéndonos, resistiendo los embates del totalitarismo con la frente en alto, guiados por los principios de la beneficencia, la no maleficencia, la justicia y el respeto a la autonomía de la persona enferma, principio y fin de nuestro
oficio. 

Es necesario pues que la sociedad civil no duerma tan tranquila ignorando que a muchos los retorcijones del hambre les quita el sueño, que las balas del vecindario pobre muerden inclementes la carne del desheredado de la ley y de la justicia; es necesario que no duerma tan tranquila cuando se
malgastan los dineros de todos y se compromete el futuro del país, los que estamos y los que esperan por venir; es necesario que de una vez por todas se deje de lado la apatía y la cobardía para expresarle al señor Chávez en comunión con nuestra unión, mediante nuestros votos que ya basta, que ha tenido su oportunidad y la ha malgastado sumiéndonos en un país sin horizontes para todos,
que por el bien común, en democracia, dé paso al interés nacional.  Ha llegado la hora de la resistencia, de la unión, del compromiso y de la voluntad para que cambie el porvenir de nuestro país y de nuestro pueblo. 

Expresémoslo en libertad con nuestros votos…