miércoles, 10 de marzo de 2010

El Vargas somos todos


El Vargas son todos... Se acercan tiempos de ajuste de cuenta, doctor Vargas. ¡Que Dios le bendiga en su día! Desperté de un horrible sueño. La falla de Humboldt tronaba solidaria con otras fallas. Había ocurrido el tan anunciado terremoto de Caracas. Todo era caos. Aunque se derrumbaron todos los ranchos insalubres del cinturón de miseria, parece que no hubo daños mayores, pues el catastrófico ya lo había realizado el gobierno chavista. Desperté sudoso, aterrorizado y taquicárdico. ¿Cómo no estarlo? No por sorpresa nos agarró. El Niño otra vez... Los hospitales públicos, entre ellos mi respetado Hospital Vargas, a diferencia de la epidemia de cólera de 1854 donde jugó rol protagónico, no fue invitado. La ausencia de quirófanos, la languidez de sus salas y la falta de un relevo generacional, lo mostraban como centenario discapacitado. Otros centros del país, destruidos también por la incuria gubernamental y sus rapiñosos ejecutantes, tampoco pudieron ayudar, ni siquiera aquellos insignias del chavismo, como el Hospital Universitario de Caracas o el Hospital Militar; tal sería la poquedad de sus reservas. A los 224 años de su nacimiento, el próximo 10 de marzo, en lo alto de su pedestal pude ver en su estatua al sabio Vargas enjugando una lágrima… Ahora cambiado por el Che o por España, pues la dictadura odia la sabiduría, y por envidiar el trabajo fecundo, no lo toleran y lo destruyen. En alianza con los ancianos Castro, pozos de degeneración moral, no hablan cuando el negro Orlando Zapata fallece por inanición en una cárcel isleña; único delito: disidencia. Algo parecido al ¨show mediático¨ de Franklin Brito, condenado a prisión en un hospital donde muchos médicos habríamos renunciado en masa para no ser reos de cargo en la muerte de un inocente. Se acercan tiempos de ajuste de cuenta, doctor Vargas. ¡Que Dios le bendiga en su día!